El puente romano, construido
sobre un vado del río Guadiana, determinó el emplazamiento de Augusta Emerita en el año 25 a.C. y convirtió a la colonia
en el cruce de caminos del oeste peninsular.
Se levantó el puente al
mismo tiempo que se fundaba la ciudad, en las últimas décadas del siglo I a.C. Aún conserva en líneas generales su aspecto original en el primer tramo, junto a la
Alcazaba, y en el tramo final, siendo reconstruido el resto en varias ocasiones
por culpa de los destrozos derivados de las guerras y las crecidas del río.
Como se explica en el libro
"Mérida" (Consorcio de la Ciudad Monumental - Yolanda Barroso y
Francisco Morgado), el puente mide en la actualidad 792 m. y tiene 12 m. de altura sobre el
nivel medio del agua. Está construido con un núcleo de hormigón revestido de
sillares almohadillados característicos de la arquitectura romana. Consta de 60
arcos y diversos aliviaderos en las zonas por donde el río discurre con más
fuerza. Los pilares originales disponen de pequeños tajamares redondeados aguas
arriba para aliviar el empuje de la corriente. El puente soportó el paso del
tráfico rodado durante casi toda su historia, pero pasó a ser exclusivamente
peatonal el 10 de diciembre de 19913 día en que se inauguró el puente Lusitania.
Para mí ha sido una suerte poder
elegir como lugar de mi agrado el Puente Romano sobre el Guadiana de nuestra
ciudad, por ser un lugar por el que paso a diario, como tantas otras personas
que se trasladan de un margen a otro del río; ser un lugar de encuentro, de
paseo; un monumento que aprovechamos constantemente para hablar con los amigos o para asomarnos por sus pretiles
para disfrutar del paisaje y de la fauna y la flora del río.
Unas de mis aficiones es la
pesca deportiva, y el entorno del puente es un lugar idóneo para practicar esta
afición. Recuerdo que en la temporada de las bogas, junto al puente, aguas
arriba, vadeábamos el río con botas de goma. Multitud de pescadores nos
juntábamos allí consiguiendo un buen número de piezas, tanto en la corriente como
en los pozos que forman las pilastras. Pescábamos también barbos y carpas,
teniendo que hacerlo muy bien para capturarlos, siempre al amparo de los arcos,
unas veces para protegerte de la lluvia y otras del sol.
Por este puente han pasado
todas las civilizaciones y en todas las épocas ha estado sujeto a constantes
agresiones. Incluso hoy día sigue sufriendo agresiones como las pintadas con
graffitis. Estas acciones vandálicas son las que debemos evitar. ¿Como?
Educando en las escuelas a los jóvenes que mañana serán los que reciban el Conjunto
Arqueológico y, quienes, con la educación recibida, lo custodiarán y lo
transmitirán a las generaciones futuras.
A pesar de todo, ahí lo
tenemos, aguantando y saludándonos todos los días.
He paseado por ese puente cuando visite la ciudad y quede fascinada cuantas personas cuantas historias vividas a su paso, el entusiasmo con q lo trasmite angel hace q admires su historia .saludos
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