jueves, 27 de febrero de 2014

GLADIADORES

La Escuela de Gladiadores EMERITAE LUDUS GLADIATORIUM, que agrupa en la actualidad a un total de 8 gladiadores aparte del summa rvdvs, inauguró el pasado jueves 27 de febrero la arena restaurada del Anfiteatro Romano de Mérida con un combate entre dos de sus gladiadores: el tracio Qvintvs y el mirmillo Atilivs, bajo la dirección del summa rvdvs Lucio Tiberio Graco.


El tracio Qvintvs

El mirmillo Atilivs

































Los visitantes que acceden al recinto pueden presenciar los entrenamientos de esta escuela de gladiadores algunos sábados y domingos en horario de mañana y tarde.

RESTAURACIÓN Y ADECUACIÓN DE LA ARENA DEL ANFITEATRO

Ayer, jueves 27 de febrero, se inauguró el octavo proyecto financiado con las aportaciones del año 2013 de los Mecenas del Conjunto Monumental de Mérida: la restauración y adecuación de la arena del Anfiteatro.


El proyecto ha consistido en la limpieza y consolidación del foso y la instalación de dos plataformas de madera sobre una estructura metálica en los laterales del foso, cubriéndose una de ellas (lado sur) con arena para recuperar la imagen que presentaba en época romana. También se ha recuperado el nivel original del suelo de entrada a las puertas pompae (norte) y triumphalis (sur) e instalado una canaleta para el desagüe de las aguas pluviales.

 

La recuperación de un tramo de la arena facilitará la utilización del monumento para distintos usos (lucha de gladiadores, Festival de Teatro, pasos de Semana Santa, etc).


Los voluntarios del Consorcio asistieron al acto de inauguración, presidido por la Directora General de Patrimonio y Presidenta de la Comisión Ejecutiva del Consorcio, Pilar Merino Muñoz, quien ensalzó la labor de los Mecenas como ejemplo de participación ciudadana en la mejora y adecuación del patrimonio arqueológico.


El Coordinador de Conservación y Difusión del Consorcio, departamento que llevó a cabo  la ejecución del proyecto, realizó una visita guiada al proyecto y al Anfiteatro Romano para los Eméritos.




Fotografías: Archivo CCMM - Programa Emeritos

EL FORO PROVINCIAL

La sesión formativa dedicada al Foro Provincial en el I Curso de Formación de Eméritos ha sido impartida por el Dr. José Luis de la Barrera Antón, Conservador del MNAR que participó en la excavación del templo de la calle Holguín realizada en los años 80 del pasado siglo.


La existencia de un Foro Provincial en Augusta Emerita fue una cuestión controvertida hasta fechas relativamente recientes. Inicialmente, los investigadores (Schulten, 1922) creían que Augusta Emerita en sus inicios adoptó una planta campamental (Emerita Quadrata) debido a un planteamiento de la ciudad como recinto militar de planta cuadrangular. En base a este concepto, se consideraba el Arco de Trajano como una de las cuatro puertas de entrada a la ciudad.Pero en 1931 Richmond (Los primeros años de Augusta Emerita) plantea una teoría distinta: la ciudad tiene un diseño único, a lo grande desde el prncipio por una idea propagandística y de futuro, pensando ya en que la ciudad va a ser capital. Esa idea se refleja en el plano de Golvin.


En el siglo XVII se levanta el Obelisco de Santa Eulalia, utilizando como pedestal una pieza de mármol de sección cuadrada con la inscricpción CONCORDIA(E) AUGUSTI. Este elemento procedía de la Plaza de Santiago (hoy Plaza de la Constitución) según está documentado en el Archivo Histórico Municipal. Este elemento (hoy en el MNAR) sirvió como argumento de la existencia de un templo a la Concordia de Augusto en la zona de la plaza del actual Parador.


Según Fernández y Perez (Historia de las Antigúedades de Mérida, 1893),  el Convento de Jesús  (hoy Parador) fue adornado con mármoles que se encontraron en las ruinas de la zona. En 1758 llegó a aparecer una inscripción a Domiciano hoy desaparecida.  En el Jardín de Antigüedades del Convento de Jesús Nazareno (hoy Parador) promovido por el médico local Agustín Francisco Forner y Segarra y el superior del convento, Domingo de Nuestra Señora, se colocaron unas columnas que aparecen en el entorno del convento y en el propio convento se reutilizan materiales romanos que podrían proceder del Foro Provincial, como el enlosado de la entrada.


En 1791 Manuel de Villena y Mosiño realiza unos dibujos en los que daba cuenta de la aparición en la calle Holguín de diversas columnas y capiteles corintidos, así como diversos fragmentos de estauas. También dibuja el Arco de Trajano con un empedrado antiguo romano que pertenecería al cardo maximo.


Gregorio Fernández y Pérez, en la obra antes citada menciona la existencia de restos que demuestran la existencia de edificios de consideración en la zona, como una columna de unos 4 metros y medio de longitud, que nos da una idea del edificio al que pertenecería. También existe referencia de esta columna y capitel en el plano de Coello. Fueron dibujados por Fernando Rodríguez.


En 1976, con ocasión del Bimilenario, Almagro Basch postula la idea de la existencia de un segundo foro provincial, ubicado en la zona del Parador y vinculado al Arco de Trajano.


En 1983 aparecieron restos monumentales en un solar de la calle Holguín, con ocasión de las obras de derribo de una vivienda. Fue una excavación de urgencia, dirigida por José Álvarez Sáenz de Buruaga y José María Álvarez Martínez, que puso al descubierto la esquina de un templo.



El templo se situaba en la parte superior de la actual calle Holguín, a eje con el Arco de Trajano. Existen restos del podio de templo que se construyó con hormigón revestido de sillares de granito. Este Templo ha sido posteriormente intervenido y estudiado por un equipo de investigadores dirigidos por Pedro Mateos Cruz, quien concluyó que el mismo era hexástilo (con 6 columnas en su frente, como indican los tambores recuperados - algunos en mármol - de 1,5 metros de diametro  y una escalinata de acceso a eje con el Arco de Trajano.


Desde el Arco se veía el Templo en época romana. Para construir el Foro Provincial, en torno al año 30 d.C., hubo de adquirirse o expropiarse una serie de casas construidas previamente, realizándose una plataforma sobre la que se asentaba el Templo y los Pórticos. Este Templo era distinto al denominado Tempo de Diana. Disponía, como hemos indicado, de 6 columnas en el frente y una cella barlonga (más ancha que larga). Se ha identificado este edificio como una copia del Templo dedicado a la Concordia que existe en Roma. En su cella existirían estatuas destinadas al culto imperial provincial. Se considera que fue patrocinado por Fulcinio Trion, gobernador provincial designado por el emperador Tiberio.



En conclusión, la Colonia Augusta Emerita adaptó sus estructuras urbanas a sus necesidades como capital provincial, creando el Foro Provincial, en época de Tiberio.

Fuentes:
Textos basados en la charla impartida por José Luis de la Barrera Antón.
Fotografías: Félix Vales
Dibujos de Villena Mosiño: Museo Naval de Madrid. La arqueología española en la época de Carlos IV y Godoy, 2001, Alicia M.ª Canto.
Lámina de Fernando Rodríguez: Fernando Rodríguez y su estudio arqueológico de las ruinas de Mérida y sus alrededores, Silvia Arbaza y Carmen Heras.
Recreaciones ideales: Archivo CCMM

martes, 25 de febrero de 2014

I SEMINARIO DE PATRIMONIO CULTURAL: EL CICERONE EN MÉRIDA

  

El martes 4 de marzo, a las 19'00 horas, inauguramos en la Sala Decvmanvs el ciclo de actos formativos denominados Seminarios de Patrimonio Cultural, en el marco del programa de formación contínua de los voluntarios eméritos, abierto a Mecenas y también, hasta completar aforo, al público en general. El primer ciclo se titula EL CICERONE EN MÉRIDA y comprende dos ponencias que serán impartidas por José Caballero Rodríguez (Primeros pasos en la explotación del Conjunto Monumental y de la figura del cicerone local) y el Dr. José Luís de la Barrera Antón (Mitos, cuentos y leyendas de Mérida).

EL FORO DE LA COLONIA AUGUSTA EMERITA




















La sesión formativa del I Curso de Formación de Eméritos del Patrimonio celebrada hoy ha contado con la colaboración del arqueólogo del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Félix Palma García, quien ha impartido una charla sobre el Foro de la Colonia Augusta Emerita y ha guiado una posterior visita al mismo.


El foro era la plaza pública en las ciudades romanas, donde se desarrollaban las actividades que mayor influencia podían ejercer en la convivencia entre los vecinos y donde éstos se reunían para comprar o hablar de negocios. En él, como ocurre en las plazas actuales, se ubicaban los edificios máss representativos de la vida política y social de la ciudad: algún templo, la basílica, donde se impartía justifica o se hacían negocios, el mercado, las termas o baños públicos, la curia, desde donde se gobernaba la ciudad, etc. En el caso de Augusta Emerita, su condición de colonia y, a su vez, capital de Lusitania, hizo que contara con dos foros. Uno, el colonial, destinado a los asuntos locales, y otro, el provincial, cuyo fin era administrar los asuntos relativos a Lusitania. (Mérida, Francisco Morgado y Yolanda Barroso, CCMM).

Las conclusiones de la investigación realizada por los arqueólogos del Consorcio Félix Palma, Rocio Ayerbe y Teresa Barrientos, nos ofrecen una nueva imagen del Foro de la Colonia. Segun estos autores, en los primeros decenios de su existencia (fase augustea), la colonia contaba con tres recintos monumentales diferenciados: el Foro de la colonia o Plataforma Central y, situados al oeste del foro, el recinto sacro de la calle Viñeros (Plataforma Occidental 1), junto con el complejo  público de la calle John Lennon - Centro Cultural Alcazaba - (Plataforma Occidental 2). El primero de los citados, se dispuso, conforme a los cánones clásicos, en el cruce de las dos vías principales de la ciudad (el kardo y el decumanus máximo). De este primer recinto augusteo se conoce su cabecera sobreelevada y presidida por el llamado Templo de Diana, con su área sacra circundante así como una serie de edificios que lo envolvían.


En una segunda fase (época flavia - segunda mitad del S-I), el área forense de la Colonia sufrió una gran transformacion y una ampliación de sus recintos por la zona oriental. En esta fase se inicia la construcción de la denominada Plataforma Oriental en donde se ubicarían dos grandes complejos: un recinto sacro delimitado por un tripórtico y presidido por un templo y una edificación de carácter publico, cuya funcionalidad aún no resulta clara. Los restos del actualmente denominado Pórtico del Foro pertenecerían a aquel recinto sacro.




 


Según José María Álvarez Martínez y Trinidad Nogales Basarrate (Forum Coloniae Avgvsta Emeritae - Templo de Diana, Asamblea de Extremadura, 2003), el denominado Templo de Diana fue un templo de culto imperial (Augusto). Según los arqueólogos del Consorcio antes citados, al Templo lo circundaría un área sacra y una serie de edificios en forma de U invertida. El edificio sacro es hexástilo y períptero, construido básicamente en granito que posteriormente sería estucado. Al espacio sacro se accedería por una plaza, de forma restringida, a través de dos escaleras que flanqueaban la tribuna del templo. Este espacio, temenos, conformaba un espacio rectangular delimitado por muros totalmente cerrados, sin accesos. En el interior de este temenos existían dos estanques simétricos. Envolviendo en forma de U invertida al temenos se encontrabab un edificio de uso público desconocido, en cuyo brazo occidental se encontraba una galería semisubterránea que ha sido interpretada tradicionalmente como un criptopórtico y que estos autores consideran que podrían tratarse de un almacén público.









El denominado Pórtico del Foro, también según los referidos arqueólogos, formaba parte de un área sacra con un gran templo situado en una plaza central rodeada por un tripórtico, decorado con clípeos de Júpiter Amón y de Medusa, intercalándose entre ellos representaciones femeninas asimiladas a cariátides. En los muros de fondo del triple pórtico se abrían unas hornacinas donde se situarían las estatuas del programa iconográfico del edificio. En la esquina nororiental y, posiblemente, por simetría, en la suroriental, se dispusieron dos exedras de planta rectangular, aunque de diferentes dimensiones, que estarían destinadas a contener elementos singulares de este programa escultórico.


 
Recreaciones ideales: Rocío Ayerbe Vélez, Teresa Barrientos Vera y Félix Palma García, El Foro de Avgvsta Emerita: Génesis y Evolución de sus recintos monumentales, Anejos de Archivo Español de Arqueología, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Fotografías: Archivos del CCMM (Aula) - Félix Vales (Tempo de Diana y Portico) - Jesús Álvarez (visita guiada)

lunes, 24 de febrero de 2014

EL MUNDO FUNERARIO EN ÉPOCA ROMANA. LOS COLUMBARIOS.

Entiende que la verdadera riqueza es tener lo que realmente se necesita para una vida feliz y averiguarás cuán fácil es satisfacerla completamente; cree, erróneamente, que la riqueza consiste en poseer todo lo que uno pudiera posiblemente imaginar y soñar, y no habrá nunca un término para tus afanes y sudores. 
Epicuro, 341-270 a.C. - Texto de uno de las cartelas
 ubicadas en el paseo arbolado de los Columbarios.


El viernes 21 de febrero, el curso de formación de los voluntarios eméritos contó con la participación de la arqueóloga del Consorcio Juana Márquez Pérez, - autora, entre otras, de la publicación "Los Columbarios: arquitectura y paisaje funerario en Augusta Emerita. Serie Ataecina n.º 2. Instituto de Arqueología de Mérida, 2006 -, quien impartió una charla sobre el mundo funerario en época romana y guió posteriormente una visita al Centro de Interpretación y Área Funeraria de los Columbarios.


Los antiguos romanos creían que la muerte sólo significaba un cambio en la forma de vida. Para que el tránsito a la nueva existencia fuera posible, era necesario dar sepultura al difunto y acompañar a este acto con unos ritos. Si estos no se cumplían, el alma del fallecido vagaba errante, sin morada, causando la desgracia a los vivos y asustándolos con apariciones nocturnas hasta que daban sepultura  a sus restos y cumplían con el ritual funerario. Por ello, incluso al que moría lejos de la familia y su cuerpo se había enterrado en otras tierras, se le celebraba el ritual completo.

En época altoimperial (Siglos I - II d.C.), debido al contacto con otras culturas como la griega, el más allá se concebía como una región subterránea en la cual vivían reunidas todas las almas, lejos de sus cuerpos, recibiendo castigos o premios según su conducta en vida (Virgilio, La Eneida, libro VI).

La creencia en otra vida tras la muerte motivaba que el individuo fuera enterrado con objetos que, habiéndolos utilizado en vida, podían acompañarle y servirle en su nueva existencia: vestidos, vasijas, instrumental de trabajo, etc. Juanto a este depósito de objetos personales, se colocaban en la tumba otros objetos relacionados directamente con el ritual funerario: la lucerna que ilumina el camino al más allá, la moneda con la que se paga a Caronte, recipientes para contener alimentos o ungüentarios para los perfumes.


Antes del funeral

El ritual funerario comenzaba en la casa del difunto; la familia acompañaba al moribundo en su lecho para darle el último beso y retener así el alma que escapaba por su boca. Tras el fallecimiento se le cerraban los ojos y se le llamaba varias veces por su nombre para comprobar que la muerte era real. A continuación, se lavaba el cuerpo, se perfumaba con ungüentos y se vestía adecuadamente.

La  ley prohibía el lujo en los funerales aunque permitía colocar sobre la cabeza del difunto las coronas que hubieran sido otorgadas en vida. Siguiendo la costumbre griega, se depositaba junto al cadaver una moneda para que pudiera pagar al barquero Caronte. Éste transportaría su alma en una barca, atravesando la laguna Estigia, al reino de los muertos.

Por último, el cuerpo se colocaba sobre una  litera en el patio de la casa, con los pies dirigidos hacia la puerta de entrada; se rodeaba de flores, símbolo de la fragilidad de la vida, y se quemaban perfumes. De esta manera, el cadaver permanecía expuesto, según la condición social, de tres a siete días. En la puerta de la casa se colocaban ramas de abeto o ciprés para advertir a los transeúntes de la presencia de un muerto en el interio. Así mismo, en señal de duelo, evitaban encender el fuego del hogar.




Recreación ideal de la exposición del difunto en su casa
El funeral

Hasta finales del siglo I, el funeral se celebraba por la noche, a la luz de las antorchas, puesto que la muerte era un hecho desgraciado y contaminante. A partir de esa fecha, comienzan a realizarse durante el día, excepto los de los niños, suicidas e indigentes.

El transporte del difunto a la pira funeraria o a la tumba se realizaba colocando su cuerpo en una caja de madera abierta que, instalada sobre una parihuela en forma de camilla, era portada sobre los hombros de los familiares más próximos. Detrás marchaba el cortejo fúnebre que lo constituían el resto de la familia y los amigos a los que acompañaban, si económicamente se lo podían permitir, músicos - trompetistas y flautistas - y mujeres - plañideras - que expresaban dolor ya fuera llorando, ya golpeándose el pecho o acompañando con sus cantos el sonido de los músicos.




Recreación ideal de un cortejo funebre saliendo de la ciudad 
por una vía flanqueada por monumentos funerarios

La humatio era el rito esencial de todos los funerales. Consistía en echar tierra sobre el cuerpo del difunto o sobre parte de él, según se tratara de una ceremonia de inhumación o de incineración. La tumba se consagraba con el sacrificio de una cerda y, una vez construida, se llamaba tras veces al alma del difunto para que entrara en la morada que se le había preparado.


























Recreación ideal de una pira con la cremación de un difunto

Después del funeral. El culto al cuerpo.

Durante los nueve días siguientes al funeral se celebraban ritos que finalizaban con una comida y el sacrificio de un animal. Tanto los alimentos como la sangre de los animales se ofrecían a los antepasados del difunto (dioses Manes) y a éste mismo con la intención de divinizar su alma y situarla junto al resto de las divinidades protectoras de la familia.

El tiempo de luto para los familiares directos era de diez meses y no podían realizarse fiestas  ni utilizar adornos.

Las atenciones al difunto continuaban después de este periodo para asegurar su descanso eterno. Las ofrendas de comida (pan, vino, uvas, pasteles, frutas, etc.) y flores (sobre todo violetas y rosas) eran habituales y se hacían llegar al difunto a través de un conductor de cerámica o de un orificio situado en la cubierta de la tumba (tubo de libaciones). Cada familia realizaba estos actos el día del cumpleaños del fallecido, pero con caracter general se honraba a todos los difuntos en las fiestas Parentalia, que tenían lugar entre los días 13 y 21 de febrero. Otras fiestas, las más antiguas, en honor a los muertos, fueron las Lemuria - 9, 11 y 13 de mayo -. Durante estos días, las almas que no habían recibido sepultura rondaban las casas. El padre de familia realizaba un ritual con habas negras para alejar a estos espíritus errantes.


La memoria funeraria a través de la epigrafía

Una de las principales manifestaciones externas de las tumbas es la epigrafía funeraria. A través de ella conocemos datos de gran interés relativos al difunto: sexo, edad, origen, causa de la muerte y relación con los dedicantes. Así mismo, a través de las dedicatorias se puede reconocer su extracción  social o su poder económico. Pero, sobre todo, transmiten los sentimientos de las personas  - familiares o no - ante la muerte de los seres queridos.

Mediante la selección de lápidas funerarias expuestas en el Centro de Interpretación de los Columbarios, todas procedentes de Mérida, excepto la islámica, se trata de reflejar las constantes históricas características de este tipo de dedicatoria a lo largo de los siglos: necesidad de protección del difunto por alguna divinidad, identificación del mismo - sin que se pierda en el anonimato del grupo - mediante nombre y apellidos, edad y lugar de nacimiento. El deseo del descanso eterno en cualquier lengua y cultura, bajo cualquier fórmula, perdura hasta el presente.


Valeria Allage, de 60 años, aquí yace, que la tierra te sea ligera.
Cayo Sulpicio Superstes, hijo de Cayo, de la tribu Galeria, de 38 años, diunviro de Metellinum por tres veces. Para él, las colonias de Emerita y Metellinum decretaron, por orden de los decuriones, un lugar para su sepultura y los gastos del funeral. Aquí yace. Que la tierra te sea ligera.

Cronología: hacia el 100 d.C.


Licinio Aecus a su hijo Fundano, de 11 meses y 11 días. 
Aquí yace. Que la tierra te sea ligera.

Cronología: hacia el 200 d.C.

Aetio, siervo de Cristo, de 39 años, prescindió de su cuerpo.
...yace junto a .. de su padre .... por todos los siglos...

Cronología: 550 - 600 d.C.


En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso, éste es el sepulcro de Sabür el Hayib, compadézcalo Dios, murió la noche del jueves a diez noches pasadass de Sa' aban del año trece y cuatro cientos, y testificaba que no hay Dios sino Allah.

Reproducción de la estela funeraria de Sabur. Museo Arqueológico Provincial de Badajoz

LOS MAUSOLEOS



El mausoleo de los Voconio, de planta cuadrada, conserva su estructura completa en altura y pinturas murales de la familia Voconio en su interior, que permanece representada con todo tipo de detalles a pesar del paso del tiempo.


El mausoleo de los Julios, de planta trapezoidal y mayor tamaño que el de los Voconios. Ambos fueron construidos en el siglo I d.C., junto a la calzada que cerca de la Casa del Mitreo, salía hacia el sur.

Al sur del recinto, nos encontramos con otros mausoleos, conocidos popularmente como la "cueva del latero", por el uso que tuvo a mediados del siglo XX. 

DOCUMENTACIÓN

La concepción de la muerte en Roma, Juana Márquez Pérez
Textos: Cartelería del Centro de Interpretación de los Columbarios.
Ilustraciones: Paco Blasco. Centro de Interpretación de los Columbarios.
Fotografías: Archivo CCMM - Programa Eméritos