domingo, 9 de febrero de 2014

DE EMERITA RESTITUTA

El humanista Elio Antonio de Nebrija (1441-1522), autor de obras célebres como la Gramática Castellana (primera obra dedicada al estudio de la lengua castellana y sus reglas) escribió a finales del siglo XV un poema, escrito en latin, titulado De Emerita restituta, sobrecogido por la antigua grandeza de Mérida.
 

A este poema se refería José Alvarez Sáenz de Buruaga en su artículo "Las ruinas de Emerita e Italica a través de Nebrija y Rodrigo Caro", publicado en 1950 en la Revista de Estudios Extremeños y se recoge en la obra de Carlos Jesús Morán Sánchez (Técnico especializado en Humanidades del CSIC - Instituto de Arqueología de Mérida) "Piedras, Ruinas, Antiguallas. Visiones de los restos arqueológicos de Mérida. Siglos XVI a XIX" editada en 2009 por la Junta de Extremadura. Este último nos dice que la composición ofrece uno de los ejemplos más tempranos de reflejo de tópicos tan característicos del Siglo de Oro como el memento mori, la desilusión y el desengaño ante la fugacidad de las cosas, que se va a prolongar en el tiempo y que tendrán exponentes en siglos posteriores y una influencia patente en el Romanticismo. Cree este investigador que es a partir de esta composición cuando se puede hablar del concepto de "ruina" no con un sentido peyorativo sino como objeto de admiración y veneración, la consideración de los restos arqueológicos como una inspiracion poética.

Elio Antonio de Nebrija impartiendo una clase de gramática en presencia del Juan de Zuñiga, 
Gran Maestre  de la Orden de Alcántara. Miniatura del libro Introducciones Latinas, 1486, Biblioteca Nacional.

Transcribimos a continuación la primera estrofa del poema en latín, la más conocida, y el texto completo traducido según la versión recogida en la obra de Carlos Morán antes citada.

DE EMERITA RESTITUTA

Quid non longa dies vertit mutatque vetustas?
Rebiis in humanis quid superesse potest?
Hic, ubi nunc Merida est corrupto nómine, quondam
Emerita Augusti Caesaris illa fuit,
Quam dedit emeritis habitandam, cuius et agros,
Donativa dedit praemia militibus

(...)

Todo se muda con el tiempo y perece con los años. ¿Qué estabilidad tienen las cosas humanas? Aquí donde está ahora Mérida estuvo en otro tiempo la famosa Emerita, que dio Augusto en premio a sus soldados para que la poblaran.

Estas despedazadas moles que ves y estos cimientos en que ha desaparecido la argamassa, pero no la forma circular, eran el anfiteatro donde el pueblo y el Senado presenciaban las luchas de los gladiadores.

Aquí donde está ahora el podio y las gradas y las tribunas estuvo en otro tiempo la escena conocida de trágicos y cómicos, donde se representaban las farsas del teatro. 

Aquí donde se alza este pórtico con sus altas columnas, corroidas y desgastadas por las inclemencias del tiempo, estuvo el palacio de la Curia, donde el Senado daba leyes a la plebe y le comunicaba sus mandatos.

Aquí donde está ahora el circo, con su suelo de mosaico, en esos dos estadios que ves y en esa naumaquia, se celebraban los juegos circenses, curules y navales.

Ese gran arco quue se alza en medio de la ciudad y que el pueblo llama sin fundamento arco del triunfo, fuen en otro tiempo el monumento de un ilustre ciudadano, pero los años borraron su nombre, su patria y su linaje."

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