ESTE EDIFICIO SIRVIÓ DE ALOJAMIENTO PARA QUIENES VISITABAN LA BASÍLICA EN HONOR A SANTA EULALIA
EL XENODOQUIO, UN REFUGIO EMERITENSE PARA EL VIAJERO
Estado de conservación actual en que se encuentra el Xenodoquio de Mérida. - Foto: C.H.
Mérida comienza su etapa visigoda con la
herencia del esplendor político y cultural vivido en los últimos tiempos
de dominación romana. En el aspecto religioso, el cristianismo, desde
el siglo IV, va a influir en los cambios de la ciudad, imprimiéndole un
nuevo carácter que, en el siglo VI, ya consolidado, tiene su reflejo en
el urbanismo emeritense. Uno de los hechos más significativos en este
sentido fue el martirio de Santa Eulaliam, patrona y alcaldesa perpetua
de la actual Mérida.
En las afueras de Emérita, próximo a la calzada que salía por la puerta Este de la ciudad (posteriormente denominada puerta de la Villa) se levantaría un edificio martirial en memoria de la Santa que sería el antecedente de una primitiva basílica cristiana, construida en la segunda mitad del siglo V, y que se restaura a mediados del siglo VI durante el mandato del obispo Fidel. Esta basílica se convierte en un centro de atracción religiosa, de primera magnitud, que hará llegar a Mérida peregrinos de las más diversas partes del mundo. Además, según sabemos por la obra escrita en el siglo VII Vida de los santos padres emeritenses , en sus proximidades se levantarían dos monasterios, uno de monjes y otro de monjas, así como instalaciones privadas, almacenes, una escuela, etc. Edificios que conformación un verdadero conjunto arquitectónico alrededor del templo dedicado a la mártir, y del que también formaría parte el Xenodochium fundado por el obispo Masona.
La primera ocupación documentada del solar en el que se levantó el Xenodochium se produjo durante el período romano. Se trata de una necrópolis cristiana que estuvo en uso durante el siglo IV y la primera mitad del siglo V. Situada extramuros de la ciudad romana, posiblemente fue arrasada tras las invasiones sufridas a mediados del siglo V. Las cimentaciones de uno de los mausoleos se pueden ver en el ángulo Norte del actual recinto.
Sobre esta necrópolis y aprovechando parte de su material constructivo, se edificó el Xenodochium , cuyo uso está fechado en la segunda mitad del siglo VI. Sus funciones fueron las de albergue de peregrinos y hospital para los enfermos pobres de la ciudad. En su estructura podría haber tres posibles entradas al edificio, una nave central rematada en el ábside semicircular con posible uso litúrgico y flanqueada por columnas con motivos vitícolas, así como patios, corredores para acoger a peregrinos y enfermos y una escalera de acceso a la segunda planta.
En la actualidad se pueden observar los restos del ala izquierda, compuesto por el patio central, con columnas ya que era porticada, y a ambos lados la zona dedicada a la atención de los peregrinos, que sería de dos alturas. El ala derecha no se puede contemplar entera puesto que parte de la misma se encuentra bajo las vías del ferrocarril. En el siglo IX los musulmanes desmantelan el edificio, que ya había sido abandonado y desde entonces, olvidado.
En las afueras de Emérita, próximo a la calzada que salía por la puerta Este de la ciudad (posteriormente denominada puerta de la Villa) se levantaría un edificio martirial en memoria de la Santa que sería el antecedente de una primitiva basílica cristiana, construida en la segunda mitad del siglo V, y que se restaura a mediados del siglo VI durante el mandato del obispo Fidel. Esta basílica se convierte en un centro de atracción religiosa, de primera magnitud, que hará llegar a Mérida peregrinos de las más diversas partes del mundo. Además, según sabemos por la obra escrita en el siglo VII Vida de los santos padres emeritenses , en sus proximidades se levantarían dos monasterios, uno de monjes y otro de monjas, así como instalaciones privadas, almacenes, una escuela, etc. Edificios que conformación un verdadero conjunto arquitectónico alrededor del templo dedicado a la mártir, y del que también formaría parte el Xenodochium fundado por el obispo Masona.
La primera ocupación documentada del solar en el que se levantó el Xenodochium se produjo durante el período romano. Se trata de una necrópolis cristiana que estuvo en uso durante el siglo IV y la primera mitad del siglo V. Situada extramuros de la ciudad romana, posiblemente fue arrasada tras las invasiones sufridas a mediados del siglo V. Las cimentaciones de uno de los mausoleos se pueden ver en el ángulo Norte del actual recinto.
Sobre esta necrópolis y aprovechando parte de su material constructivo, se edificó el Xenodochium , cuyo uso está fechado en la segunda mitad del siglo VI. Sus funciones fueron las de albergue de peregrinos y hospital para los enfermos pobres de la ciudad. En su estructura podría haber tres posibles entradas al edificio, una nave central rematada en el ábside semicircular con posible uso litúrgico y flanqueada por columnas con motivos vitícolas, así como patios, corredores para acoger a peregrinos y enfermos y una escalera de acceso a la segunda planta.
En la actualidad se pueden observar los restos del ala izquierda, compuesto por el patio central, con columnas ya que era porticada, y a ambos lados la zona dedicada a la atención de los peregrinos, que sería de dos alturas. El ala derecha no se puede contemplar entera puesto que parte de la misma se encuentra bajo las vías del ferrocarril. En el siglo IX los musulmanes desmantelan el edificio, que ya había sido abandonado y desde entonces, olvidado.
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