domingo, 9 de marzo de 2014

LA ALCAZABA ÁRABE

Los arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Santiago Feijoo Martínez y Miguel Alba Calzado, dirigieron la última sesión teórica del I Curso de Formación Inicial de los Eméritos del Patrimonio, dando a conocer a los mismos los resultados de las investigaciones que los mismos realizaron en los últimos años.
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"En el nombre de Allah, el clemente, el misericordioso. La bendición de Allah y protección a los que están en la obediencia de Allah. Mandó construir esta fortaleza y así la fortificó, como lugar de refugio para los sujetos a su obediencia, el Emir Ab-de-Ramen, hijo de Al-Hahem -Que Allah le glorifique-  bajo la dirección de su arquitecto Abd Allah, hijo de Kulaib, hijo de Tabala y de Gaifar, hijo de Mukassir, su liberto, dirección de la construcción, en el mes de Rabit II del 220".

De los quinientos años que Mérida se mantuvo en poder de los musulmanes, la Alcazaba es la única edificación que se ha conservado. Se trata de una fortaleza que representa uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar de esa época.

Vista aérea de la Alcazaba en 2007. Foto: CCMM - Jesús Rueda

Construida en el año 835 para sofocar las rebeliones de la población emeritense, se eligió para su ubicación el lugar que les permitía la defensa y control de la principal vía de acceso a la ciudad: el puente.

El perímetro de la edificación, casi cuadrado, mide unos 550 metros. Los muros, de 2'70 metros de grueso y 10 metros de altura, están fabricados fundamentalmente con sillares desiguales y otros materiales reaprovechados de obra romanas y visigodas que revisten, por sus dos caras, un espacio central relleno con tierra, piedras, sillares y argamasa.
 
El del lado suroeste (paralelo al río) se asienta sobre el dique romano de contención de agua.


Adosadas a lo largo del paramento, al que sirven de contrafuertes, se distribuyen unas 25 torres de base cuadrangular, algunas de origen cristiano.


El acceso principal hacia el recinto de la Alcazaba, flanqueado por dos torres, y el que comunicaba con el interior de la ciudad, se realizaba con dos portadas, en las que predominan los arcos de herradura, situadas en un pequeño fortín denominado por las fuentes del s. XV alcazarete, que se cerraba con la puerta del puente. Una segunda puerta, situada frente a la principal, conectaba la alcazaba con el interior de la ciudad.


El Aljibe, de acuerdo con las investigaciones realizadas por Santiago Feijoo y Miguel Alba, era un edificio que cumplía la triple finalidad de depósito de agua para la tropa resguardada en la Alcazaba, mezquita y torre de comunicaciones.


Se accede al Aljibe por dos puertas enfrentadas que permiten el acceso a un vestíbulo o distribuidor de planta rectangular con bóveda de medio cañón.

Desde aquí, comienza el descenso a la cisterna subterránea a la que se llega a través de dos escalenar con cubiertas planas, probablemente una de bajada y otra de subida, que se encuentran separadas por un muro en cuyo extremo inferior se colocó una pilastra visigoda sobre la que apoya un capitel corintio de época romana. Dicha caballería, según los referidos investigadores, se habría utilizado por caballerías.


El agua que surte al ajibe procede principalmente de las filtraciones de la capa freática del río, aunque también recibe aportaciones de un manantial.


El conjunto de pilastras que se utilizaban en el aljibe como jambas y dinteles debieron pertenecer a uno o varios edificios de importancia en época visigoda.

En la parte superior del distribuidor del ajibe se hallaba una mezquita, destacando su mihrab - hornacina abovedada situada en el muro de la quibla (el orientado hacia la Meca) que señala hacia donde deben dirigir sus oraciones los fieles-, que sobresale sobre una de las puerta de acceso al aljibe. En el exterior del mihrab, una venera cumple la misma función para todos aquellos que desde el exterior realizaban sus oraciones.



Por encima de la mezquita, los investigadores citados suponen la existencia de una tercera planta que cumpliría las funciones de torre de comunicación con otras fortalezas, torre de vigilancia y, donde además, se situaría el alminar desde el que se llamaba a los fieles para la oración.

Otros restos arqueológicos. El recinto de la Alcazaba se presenta como un catalizador de las diferentes etapas culturales vividas en la ciudad.

En el alcazarete se puede apreciar una doble calzada (decumanus maximus) (3) y las bases de la primitiva puerta romana (3), que aislaba la ciudad del puente.

En el interior de la Alcazaba, se han hallado restos de la muralla (15), de época fundacional (siglo I a..C.) y revestida de sillares hacia el s. IV) y de construcciones domésticas extramuros (16).



Entre la muralla romana y la calzada paralela a ella (13), se encuentran restos de pequeñas dependencias (14), tal vez tabernae (tiendas), también de época romana.

Delimitada por las dos calzadas, una de época fundacional (11) y otra más tardía (13), se pueden apreciar vestigios de una casa (12) fechada en el siglo IV, con peristilo (patio porticado) (A), termas (B) y pavimentada con mosaicos en pasillos (C) y pacas de mármol en una de las habitaciones principales - tablinum - (D).





Construcciones más recientes son el cenador (19) situado junto al aljibe o el pórtico neogótico (10) del s. XIX que aprovechaba columnas visigodas.


En futuras entradas, hablaremos en este blog de otros dos espacios que se sitúan en este recinto: el Conventual santiaguista y el jardín de antiguedades habilitado por los Mecenas.

DOCUMENTACIÓN:


MÁS INFORMACIÓN:

Alcazaba árabe de Mérida, Consorcio Ciudad Monumental - Guía Temática 02

Texto: Archivo CCMM
Fotografías: Archivo CCMM - Programa Eméritos

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