PROSERPINA
Para mi, Proserpina, la Charca, es más que un rinconcito de esta ciudad. Es parte de mi vida.Sólo siete kilómetros separan mi ciudad del paraiso. A los pies de sierra Carija, bajando la Cruz, ahí está Proserpina, referencia de muchas de mis vivencias, de paseo fugaces, de paellas de domingos y barbacoas en familia y con amigos.
¡Qué tiempos aquellos en los que deseabas que llegaran los fines de semana y los puentes para ir a Prosepina! Nos montábamos toda la familia en el coche y disfrutábamos todos juntos, siempre con algún agregado, alrededor de una buena lumbre, ya fuera en invierno para entrar en calor, o en verano para hacer una buena parrilla.
¡Qué buenas carpas y cuántos renacuajos cogían mis hijos! Y ahora sigo disfrutando de la pesca, pero con mis nietos. Más de una vez pierdo un anzuelo o una cucharilla entre los ramajes. ¡¡Carajo!!
Proserpina es vida, es fuente de energía, abre la mente. Cura heridas, es salud, siempre se ha dicho que sus aguas son curativas, y de hecho, yo puedo dar fe de ello, aunque no sea notario, ja, ja, ja...
La presa de Proserpina, la muralla como la llamábamos, la aprovechabamos como punto de referencia para cruzar a nado la charca. En nuestros tiempos mozos nos tirábamos desde lo alto de la muralla y te sentías más romano que los propios romanos. ¡Qué locura!, sabiendo sólo que te ibas a caer. Pero como el tiempo no pasa en balde, ahora me conformo con cruzarla por el maravilloso aunque, por qué no decirlo, descuidado paseo perimetral.
En la charca, mi charca, ni los días más tristes eran tristes. Cuando llueve y florece el campo, se inunda de amapolas y margaritas. Muy buenos son los manojos de espárragos que da esta tierra, con lo que Flori, mi mujer, me prepara exquisitos revueltos con ajillos y un poco de jamón. Y qué decir de cómo reconforta un baño y cómo sienta una cerveza bien fresquita cuando hacen 40 grados a la sombra.
Para un charquero como yo, en resumen, Proserpina es bonita en verano para disfrutar con la familia y amigos, por el baño y los paseos a orillas del lago, por la caña y el sedal, las brasas, cervecitas y sardinillas; bonita es también en primavera, cuando entre las rocas, entre un manto de amapolas, romero, jara y tomillo, florece una orquidea silvestre como perdida, esperando que alguien la encuentre; inolvidable es en otoño, cuando se tiñe de ocres, de olor a chimeneas que anuncian el frío del invierno, del olor a jara, con las carpas desovando en un criadero natural, en el que nacerá una nueva generacion de buenas carpas que el lago se encargará de engordar; y llega el invierno, pero no quiero decir nada del invierno, porque tengo la suerte de disfrutar del día a día en buena compaía y el invierno no existe en mi vida.
JUAN MORUNO
Compañero Juan, que bien describes La Charca, agraciado tu que tienes vivienda alli, porque los que no la tenemos a las 3 de la tarde, cuando volvemos a Mérida tenemos hasta 43 grados en el coche.
ResponderEliminarFelicidades por tu rincon
Eres un fenómeno , que bonita descripción de " nuestra charca ", porque yo la considero también un poco mía, han sido muchos años allí pasados. Enhorabuena amigo Juan.
ResponderEliminarHola amigo Juanillo, como me has echo recordar esos dias que pasabamos nuestro disfrute en nuestra charca, como recuerdo cuando saliamos temprano para coger la sombra de algun ocalisto cerca del chiringito y disfrutar de las sardinas asadas y lo vinos con limon. Un abrazo amigo y bonita descripcion.
ResponderEliminarSORIANO
Eres un monstruo, cuando estaba leyendo tu articulo, me imaginaba lo disfrutabas recordando llas andanzas de la nuestra CHARCA.-
ResponderEliminarUn abrazo.- Eusebio