En 1993 el Conjunto Arqueológico de Mérida fue incluido en la Lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO al presentar un interés excepcional que exige que se conserve como elemento del patrimonio de la Humanidad entera, como establece la Convención sobre el Patrimonio Mundial de la Unesco.
Valor Universal Excepcional (VUE) significa una importancia cultural tan extraordinaria que transciende de las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad.
Pero, ¿cuál es el Valor Universal Excepcional del Conjunto Arqueológico de Mérida que motivó su declaración como Patrimonio de la Humanidad?
Reproducimos a continuación un extracto de la Declaración Restrospectiva del VUE que el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida remitió en 2011 a la UNESCO para su aprobación por el Comité del Patrimonio Mundial. Se trata de una declaración retrospectiva porque se elaborá con posterioridad a la declaración, dado que las directrices establecidas por la UNESCO para su elaboración no fueron aprobadas hasta 2005, lo que no significa que en la fecha de la declaración el bien no tuviera VUE, sino que hasta la fecha no se había formalizado en una declaración oficial.
DECLARACIÓN DE VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL DEL
CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE MÉRIDA.
Ref: 664. Año de
Inscripción: 1993
1. Breve Síntesis.
a)
Resumen de la información.
El
Conjunto Arqueológico de Mérida (Extremadura, España) tiene su origen en el año
25 a.C.,
cuando Augusto finaliza la conquista del norte de Hispania y funda con
veteranos licenciados con honores la
Colonia de Augusta Emerita. La ciudad se crea como espejo
idealizado de Roma y es distinguida con el nombramiento de capital de la Lusitania, la provincia
más occidental del Imperio Romano. En nuestros días Mérida es una ciudad
superpuesta a Emerita en la que los vestigios del pasado se encuentran por
todas partes. Restos arqueológicos que son muy numerosos, en sorprendente
estado de conservación y ofrecen al visitante una idea completa de cómo era una
ciudad romana. Destacan del legado constructivo un gran puente sobre el río
Guadiana (el mayor conservado del mundo romano), un anfiteatro, un teatro, un
amplio circo y un extraordinario sistema de abastecimiento de agua. Este
conjunto arqueológico se incrementa año tras año con nuevos hallazgos que son
integrados en la ciudad. El inventario de
los monumentos arqueológicos de este bien seriado incluye
29 elementos, que sumen una superficie de 36,87 hectáreas, y
que comprenden la mayoría vestigios de la antigua Colonia romana, así como
singulares edificios de épocas visigoda y musulmana y dos museos, el Museo
Nacional de Arte Romano y la Colección Visigoda. La mayoría de los elementos
se encuentran localizados en la zona intramuros de la colonia romana, pero
algunos se hallan extramuros, como las presas, los acueductos o las termas de
Alange; en un entorno natural y un paisaje muy próximo a como fue en época
romana, que favorece su disfrute.
b)
Resumen de las cualidades del bien.
Mérida
es una ciudad representativa de la colonización romana en Hispania, en una
región poblada por celtíberos cuyos modestos asentamientos distaban mucho del
proceso de urbanización que introducen los romanos. En Mérida ese urbanismo se
reconoce en las calles actuales y numerosas construcciones siguen cumpliendo su
función original (puente, dique, arco de Trajano, presas, cloacas, acueducto de
San Lázaro, etc.) o han sido recuperados para darles vida nuevamente como el
Circo o el Teatro (cuyo festival de teatro clásico se remonta a los años
treinta del siglo XX). Los edificios de ocio componen un conjunto excepcional
con el anfiteatro, teatro, peristilo ajardinado y el circo. Los acueductos y
otros elementos de la gestión del agua, en excelente grado de conservación, son
reconocidos como entre los mejores ejemplos que aún existen de época romana,
varios de los cuales siguen en uso. Mérida tiene el aliciente de contar con un
patrimonio vivo. Un patrimonio que es romano, pero que se extiende a las épocas
posteriores, permitiéndonos seguir las huellas de un pasado de dos mil
años.
2. Justificación de los criterios.
Criterio
(iii):
El
Conjunto Arqueológico de Mérida es un excelente ejemplo de una ciudad romana
implantada en un territorio conquistado y construida de acuerdo con todos los
preceptos de diseño urbano romano. Es especialmente notable, ya que su papel
durante el Imperio fue importante tanto en la vida política como económica al
ser la colonia designada capital de una provincia romana, Lusitania, y,
posteriormente, con la reforma de Diocleciano, capital de la Diócesis de Hispania.
Temporalmente, fue sede regia de dos pueblos germanos: los suevos y los
visigodos y capital de la frontera inferior durante la época árabe. Por ello
Mérida conserva una arquitectura coherente con su papel de capital, romana y de
otras épocas, con elementos muy representativos como las murallas reforzadas en
época visigoda o que se haya mantenido en pie la basílica de Santa Eulalia
(personaje histórico local que determinó con su martirio que la ciudad fuese el
punto de peregrinación más importante en la Península) y otras
iglesias paleocristianas como Casa Herrera o Santa Lucía del Trampal. De la
época árabe contamos con la Alcazaba y su aljibe
singular, muy monumentales, siendo una fortaleza de traza bizantina por ser la
más antigua (y en mejor estado) de las que se edificaran en la
Alta Edad Media.
Criterio
(iv):
El
Conjunto Arqueológico de Mérida incluye en su inventario los edificios más
representativos de una ciudad romana, incluyendo los edificios de espectáculos (teatro
y anfiteatro), los de arquitectura pública del Foro y otros espacios de poder
(foro provincial), obras de ingeniería, como puentes, el dique, el tajamar y
sistemas de conducción de aguas limpias y sucias; o edificios religiosos, como
el denominado Templo de Diana o el templo de Marte. Pero también dispone de
magníficos ejemplos de arquitectura doméstica como la Casa del Anfiteatro, La Casa Basílica, o la Casa del Mitreo, que
representan la vida cotidiana. El discurso histórico se puede seguir con
edificios representativos de otros periodos significativos de la historia como
las basílicas paleo-cristianas de Santa Eulalia y Casa Herrera o la Alcazaba de época
musulmana.
3. Declaración de integridad.
Los
elementos inventariados del Conjunto Arqueológico de Mérida se encuentran en
perfecto estado de conservación. Los monumentos se hallan integrados en la
ciudad actual, como parte esencial de la misma y elementos cotidianos del
paisaje urbano. Todos ellos mantienen, a pesar de las alteraciones sufridas a
lo largo de los siglos, sus valores originales. En muchos casos, como los
puentes o el Teatro, aún continúan en
uso. El Conjunto Arqueológico mantiene el carácter unitario al conservar los
principales elementos de la colonia romana a los que se han ido superponiendo
otros elementos de época visigoda o musulmana. La ciudad es una síntesis de la
historia, un taller para comprenderla paseando por ella. En suma, una lección de
historia que bien puede representar la evolución de una ciudad europea a lo
largo de 2.000 años.
4. Declaración de autenticidad.
Los
distintos elementos del Conjunto Arqueológico de Mérida reúnen las necesarias
condiciones de autenticidad en cuanto a forma, diseño, materiales, uso y
función. En la mayoría de los casos, la autenticidad deriva de que se
encuentran tal y como han llegado hasta nuestro tiempo. Una autenticidad que
puede extenderse a sus contextos espaciales, como es la permanencia de los edificios
en el tejido urbano, tal es el caso del Templo de Diana, el puente del Guadiana
o el Arco de Trajano, manteniendo sus valores a pesar de las reformas de que
han sido objeto. La basílica de Santa Eulalia es una construcción visigoda,
pero también románica, gótica y barroca, ejemplo de pervivencia de un legado
adecuado según las necesidades de las generaciones pasadas que le han dado uso.
Lo mismo puede decirse de algunos arcos del puente del Guadiana reformados en
la edad Media y Moderna. En el siglo XVII, durante el imperio español, se
realizan dos monumentos de contenido cristiano con mármoles romanos que
manifiestan como la ciudad tiene en su pasado sus principales señas de
identidad: el obelisco de Santa Eulalia y el templete igualmente dedicado a la
mártir, construidos con aras paganas y los restos del templo de Marte,
respectivamente. Solo en casos concretos en el siglo XX, los monumentos han
sido restaurados puntualmente por necesidades de conservación o facilidad de
comprensión, como una parte del graderío de bloques del Anfiteatro y alguna de
sus bóvedas. Y excepcionalmente fue reconstruido el frente escénico del teatro
pero siguiendo criterios de anastilosis, es decir, utilizando todo el material
original que se encontraba en ese lugar formando parte del nivel de derrumbe.
Pero, por regla general, el estado de conservación es tan notable, que se opta
solo por consolidar, no por reintegrar para recrecer los monumentos,
precisamente para que no pierdan autenticidad. La decadencia y escaso desarrollo
urbano de la ciudad permitió en todo caso mantener la integridad de los
elementos que quedaron enterrados hasta que fueron descubiertos y puestos en
valor tras las correspondientes excavaciones en el siglo XX.
(...)
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