miércoles, 19 de febrero de 2014

Conducciones hidraúlicas y presas de época romana

El martes 18 de febrero, el arqueólogo Santiago Feijoo, impartió en el Aula de Patrimonio una charla sobre presas y conducciones hidraúlicas de época romana, seguida de una visita guiada a los acueductos de Rabo de Buey-San Lázaro y Los Milagros.

ACUEDUCTOS

La necesidad de agua para la Colonia Augusta Emerita hizo que se construyeran tres acueductos (*) que, tras recoger el agua de embalses y/o manantiales, recorrían varios kilómetros, siguiendo las curvas de nivel, para conducir, finalmente, el agua a distintos puntos de la ciudad. Todos los canales estaban abovedados para proteger el agua. Casi todo el recorrido lo hacían bajo tierra excepto cuando, para salvar los valles de los ríos, tenían que elevar sus estructuras.

(*) En el último congreso de arqueología celebrado en Mérida, en 2013, la arqueóloga Guadalupe Méndez hizo público un estudio en el que revelaba la existencia de un cuarto acueducto. 

Acueducto de Rabo de Buey-San Lázaro

Esta canalización se surte de las aguas de varios arroyos y manantiales - Valhondo, Las Tomas y Casa Herrera- del N y NE de la ciudad. En sus primeros tramos, las conducciones son subterráneas, formadas por una ampllia red de galerías, con bóvedas de medio punto. Para su limpieza y conservación están dotadas de una serie de registros por los que se accede a su interior.

Para salvar la depresión del río Albarregas y sustentar el canal se levantó una potente arquería en la que se combina el ladrillo con el granito. De esta obra sólo se conservan tres pilares y sus arcos intermedios.


A esta misma conducción pertenecen los restos descubiertos en el Circo romano y en la Casa del Anfiteatro, en cuyo recinto se puede ver una gárgola con cabeza de león por donde salía el agua y un depósito de distribución.


Acueducto de Los Milagros

A través de este acueducto discurria el agua desde la zona del embalse de Proserpina hasta Mérida. Hacía su entrada por el cerro del Calvario. Aquí se ha localizado la denominada Torre del Agua -Castellum Aquae- desde donde se distribuía a diferentes partes del núcleo urbano. Es probable que esta torre contara con una fuente monumental - que serviría de fachada a la calle romana - kardo maximus- que coincidiría con la actual.



La conducción era subterránea hasta que llegaba a una piscina limaria - depósito donde se decantaba el agua de sus impurezas -, situada en la actual barriada de Santa Eulaliia. Desde este punto se levantó el llamado acueducto de Los Milagros. Se trata de una potente arquería, de 830 m. de largo y 25 m. de altura máxima, que cruzaba la depresión del río Albarregas. Sus esbeltos arcos se realizaron con granito combinado con ladrillo, dando un original cromatismo a la obra.


Su construcción debió realizarse en época augustea (finales del siglo I a.C - principios del siglo I d.C.), aunque posteriormente, en época romana, sufrió algunas reformas.


Visita guiada por Santiago Feijoo al Acuduecto de los Milagros

Acueducto de Cornalvo (Aqva Avgvsta)

Esta conducción traía el agua de los manantiales situados junto al embalse de Cornalvo y transcurre subterránea hasta llegaar a la ciudad. Es la más antigua de las tres y de la única que conocemos su nombre de época romana: AQVA AVGVSTA, gracias a una inscripción aparecida en las inmediaciones del Estadio y que, además, permite fecharla en tiempos de Augusto.

A esta conducción pertenecen los restos que se localizan en el Colegio Giner de los Ríos y los de la calle Vía Ensanche, junto a la entrada del recinto de los Columbarios.

EMBALSES

El almacenamiento de agua para cubrir las necesidad de la población se solventó con la construcción de dos grandes pantanos, ambos en el entorno rural de Emerita y cuyas obras son posteriores a las de sus respectivas conducciones, llegando, incluso, algún estudio, a fecharlos en época medieval (ver abajo, artículo de Santiago Feijoo).

Embalse de Proserpina

En él se recoge el agua procedente de la lluvia, así como la que aportan los arroyos de las Adelfas y las Pardillas. Sus orígnes son romanos aunque, a lo largo de los siglos, ha sufrido diversas remodelaciones. Recibe el nombre de una inscripción hallada en sus alrededores dedicada a la diosa Proserpina aunque, probablemente, no tenga que ver con el pantano.



El dique, de unos 425 m. de largo y 21 m. de profundidad, se organiza en forma de talud escalonado aguas arriba. En esta misma zona se adosan nueve contrafuertes de sección rectangular, realizados con sillares de granito que se disponen, también, escalonadamente. En su parte opuesta se refuerza con un espaldón de tierra.

Durante las obras de limpieza que se realizaron en 1991, se pudo comprobar una nueva estructura desconocida hasta ese momento. Se trata de la parte inferior del muro, que presenta un paramento vertical, con una serie de contrafuertes rematados en forma curva hacia el interior del embalse, sobre el que se apoya el cuerpo escalonado. Según las primeras interpretaciones, parece que se trataría de una primitiva presa de 6 m. de altura, construida en época de la fundación de la ciudad y que se ampliaría en el siglo II d.C.

Asi mismo, durante esa limpieza se localizaron varios conductos de salida de agua realizados con tuberías de plomo.

Dos torres o bocines, de diferente produndidad, se adosan al muro, aguas abajo, para regular las salidas de agua.

Embalse de Cornalvo 

El embalse romano de Cornalvo se encuentra emplazado en el parque natural de su mismo nombre, a 15 km. al NE de Mérida. 

Realizado a finales del siglo I a.C., conserva el dique, en forma de talud, que se extiende a lo largo de 200 m., entre dos colinas. Su altura es de unos 18 m.



Para construirlo se levantó, al igual que en el de Proserpina, un núcleo interno de hormigón que se revistió con sillares y sillarejos de granito. Por su parte exterior, contrarresta el empuje del agua, reforzando el muro, un espaldón de tierra.

DOCUMENTACIÓN:




Fuentes:
Texto: Mérida. Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, Yolanda Barroso y Francisco Morgado
Fotografías: Archivo CCMM - Programa Eméritos - Fotografías Aéreas: Jesús Rueda

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