jueves, 10 de abril de 2014

EL RINCÓN FAVORITO DE ... ELENA CABALLERO: GRACIAS XIRGU



GRACIAS XIRGU

Mucho he reflexionado desde que Antonio Barroso me propusiera escribir un artículo sobre mi rincón favorito. Por deformación profesional me resulta complicado decantarme entre tantos rincones de nuestra ciudad, romanos, visigodos, árabes, medievales, modernos, contemporáneos... todos con sus historias dentro de la Historia, todos llenos de recuerdos, ya que a excepción de unos 7 años, la mayor parte de mi vida he disfrutado de Mérida. 

Afortunadamente vivimos en un lugar con un rico pasado en el que su conjunto histórico y monumental es Patrimonio de la Humanidad. ¿Cómo elegir? Mi vinculación profesional y personal con el Museo Nacional de Arte Romano, me hizo pensar que podría revindicar el arte contemporáneo a través de su edificio. Sin embargo, ¿qué es el MNAR sino la exposición de una serie de piezas que contribuyen a la  comprensión de la civilización romana?, pero si el propio edificio ya es una manifestación de intenciones, Roma, Roma, Roma... Demasiado manido, sobretodo teniendo en cuenta la experiencia compartida con los Eméritos del Patrimonio a través de charlas y visitas, en las que ha quedado patente que Mérida es mucho más que retazos de historia, es una ciudad viva. 

No, mi tarea no iba a resultar fácil, tenía que buscar más allá, la intrahistoria de la ciudad…hasta que me di cuenta que muy pocas veces se repara en el hecho de que poseemos un patrimonio inmaterial, intangible y compartido, que hace que nos identifiquemos con la cultura romana y al mismo tiempo con nuestra propia historia, nuestro presente y sin duda buena parte de nuestro futuro; me refiero al Festival de Teatro Clásico, seña de identidad, estandarte y referente de nuestra cultura. 

De modo que utilizando como pretexto la escultura realizada en honor de Margarita Xirgu,  situada en un pequeño rincón de la versura oriental del Teatro, no he podido sustraerme al poder de la pasión, el triunfo de las emociones sobre la razón, representada tantas veces en obras como Medea, Edipo, Calígula,  Julio César…personajes que conforman nuestra memoria colectiva, porque ¿quién no ha visto alguna vez Medea?


MEDEA, AY, MEDEA!!! No se puede hablar del Festival de Teatro Clásico sin entender esta tragedia de Séneca, representada nada menos que 16 veces en nuestro teatro, siendo, indudablemente las más aclamadas y recordadas las de Margarita Xirgu y Nuria Espert. 

PASIÓN, emoción definida como un conjunto de sentimientos, emoción intensa hacia una persona, tema, idea u objeto. En este caso hacia nuestra cultura mediterránea, ¿quién de vosotros no se ha conmovido ante la locura de Medea, el sufrimiento y el amor hacia sus hijos de Las Troyanas,  la lucha entre el honor y el patriotismo de Julio César o la perversión de Calígula?  

El término pasión también se aplica a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, o actividad. Dentro de esta acepción debemos entender la incansable labor de todos los actores que han dado vida a personajes míticos en nuestro teatro, especialmente de Margarita Xirgu, precursora de nuestro Festival. 

Según cuenta la historia, la actriz catalana en 1920 de camino a Badajoz, pasó por la ciudad y se quedó impresionada con el Teatro, declarando su interés por representar una obra al  estilo clásico” entre las ruinas. Esta idea renovadora de retomar el teatro clásico desde un punto de vista cultural y popular, estaba en consonancia con el contexto histórico del momento, ya que durante la II República se sentaron las bases que consiguieron acercar el teatro a la sociedad, en un intento de recuperación del monumento como espacio popular.  

Margarita Xirgu, Medea, 1934 - Fotografía Bocconi, cedida por el Diario Hoy al CCMM, 
Desde las siete sillas... La recuperación del Teatro Romano de Mérida.

La idea de devolverle el carácter primigenio al Teatro ya estaba asentada gracias a la labor de algunos adelantados intelectuales extremeños como Arturo Gazul, que pretendían que las piedras reviviesen con el clamor del público y la voz de los actores. 

El germen del Festival de Teatro Clásico tiene lugar en Madrid hacia 1929, gracias a la labor de los integrantes del Teatro Español, institución de la que formaba parte Margarita Xirgu, Cipriano Rivas y Miguel de Unamuno entre otros. En colaboración con José Ramón Mélida (artífice de las excavaciones que en 1910 arrojaron los vestigios del teatro romano y conservador del mismo), consiguieron que el Ministerio de Instrucción Pública subvencionara con 50.000 pesetas, la representación de Medea. 

No fue hasta el 18 de junio de 1933, cuando se materializó la idea con la representación de la “Medea” de Séneca en versión de Miguel de Unamuno, en un acontecimiento singular, al que asistieron las más destacadas personalidades del momento, incluido el Presidente del Gobierno Miguel Azaña, varios ministros, Miguel de Unamuno, etc.  

 Espectadores durante la representación de Medea por la compañía  Xirgu - Borras, 1934 - Fotografía Bocconi, cedida por el Diario Hoy al CCMM, Desde las siete sillas... La recuperación del Teatro Romano de Mérida.

Con los aditamentos de Burman y Bartolozzi y utilizando como recursos escenográficos los materiales del propio teatro, la puesta en escena de Medea fue todo un éxito de crítica y público (más de 3.000 espectadores), y supuso un punto de inflexión en la historia del teatro español. Tanto fue así, que al año siguiente la obra se volvió a representar durante los días 3 y 7 de septiembre con el mismo resultado. El monumento volvía a brillar con todo su esplendor. 

Y así, a pesar de los vaivenes de los sucesivos momentos políticos, el Teatro Romano resurgía de sus propias cenizas para demostrar que la historia se puede y se debe vivir desde la implicación personal y colectiva. La aplicación del patrimonio histórico como recurso didáctico es en nuestros días un aliado en la divulgación histórica. En Mérida hemos tenido una buena muestra de ello. Desde las distintas exposiciones que ha acogido el Museo Nacional de Arte Romano, pasando por iniciativas como Nundinae, El Festival de Teatro Grecolatino,  Emerita Lúdica,  o “la escuela adopta un monumento”, hasta la reciente Ludis Gladiatoria, hemos asistido y participado en mayor o menor medida de nuestra historia. 

Es por ello, que sentada en la versura oriental del teatro, reflexiono acerca del sentido intangible de nuestra cultura, la maravilla de observar en un día como hoy la gran afluencia de visitantes en un día como otro cualquiera. El trasiego de unos niños acompañados por sus profesores, interrumpen mis pensamientos y se amontonan recuerdos de mi niñez, cuando mis padres, auténticos cicerones, aprovechaban los fines de semana de descanso para enseñarme la ciudad desde sus entrañas llevándome a visitar el teatro, el circo o el Convento de Santa Clara aún Museo Arqueológico, ayudándome a amar la ciudad.  

Elena Caballero, junto a la estatua de Margarita Xirgu, en la versura del Teatro

El caminar de unos turistas que ataviados con guías y cámaras de fotos, se dirigen hacia el peristilo, espacio dedicado al recreo, que no ha perdido del todo su concepción, donde se han desarrollado encuentros, recepciones, homenajes, etc. Y que me han permitido compartir tiempo y experiencias con José Tamayo, Francisco Rabal, Juan José Galiardo…y tantos otros personajes que han contribuido a mantener viva la historia. 

Mérida se resiste a perder su memoria, presente en nuestro día a día, y cuya recuperación se la debemos en gran parte a una verdadera intelectual del teatro, Margarita Xirgu, GRACIAS XIRGU. 

 ELENA CABALLERO

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