Unas 3.000 personas
han llenado esta noche (miércoles) el Teatro Romano de Mérida y han seguido con el
entusiasmo de sus carcajadas la comedia de enredos amorosos 'El Eunuco',
de Terencio y que ha sido interpretada por Pepón Nieto, Anabel Alonso y Antonio Pagudo,
entre otros.
Se trata
de una obra que vuelve dieciséis años después al Festival Internacional de
Teatro Clásico de Mérida en la que es su LX edición.
En una
velada en la que el calor ha dado una tregua y en la que no ha sido necesario
aliviarse con los habituales abanicos, el público ha jaleado constantemente los
ingeniosos diálogos y gags de la versión libre de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez,
todo bajo la dirección del segundo.
Por
momentos se convertía en un musical en el que cada personaje contaba sus penas
y alegrías, momentos el que el respetable se exaltaba aún más.
La
escenografía ha sido muy simple pero muy funcional, un cubo blanco ubicado en
el centro de la escena del monumento romano y en el que los actores se
escondían y salían cuando les tocaba, un cubo que a lo largo de la
representación se desmontaba y montaba en varios paneles para dar juego a las
diversas escenas.
El
argumento, un múltiple juego amoroso en el que cada uno buscaba su amor con
argumentos casi absurdos, lo que hacía las maravillas de los presentes, que
aplaudían, reían, tocaban las palmas y, al final, han ovacionado de pie a los
artistas durante muchos minutos.
Pepón
Nieto rivalizaba en el papel de Fanfa con Antonio Pagudo, es decir, Fedrias,
por lograr al amor de Thais, Anabel Alonso, con el picante del regalo para ésta
de un eunuco que al final no lo era, Alejo Sauras como Lindus, que a su vez
buscaba liarse con Pánfila, María Ordóñez.
En la
escena cada uno ha estado caracterizado de diversas maneras, uno como un
general prusiano, con casco de pico en ristre, otro como un soldado nacional de
la Guerra Civil, otra como una cabaretera, otro como un pijo con jersey de
pico, otro como un gárrulo de campo, etcétera.
Abrió
plaza Anabel Alonso poniendo en antecedentes al público de lo que se iba a
encontrar, en su caso una prostituta cincuentona que se aprovechaba de Fanfa,
un gordo militar adinerado, y de Fedrias, más esbelto pero pobre.
Tras
esto, cada cual juega sus cartas poniendo en aprietos a los demás según su
interés, aunque muchas veces todo salía al revés. Al final cada uno encuentra a
su amor, aunque no precisamente el que esperaba, un mensaje que quedó patente
en el baile y canción finales, es decir, que hay que buscar el amor y aceptar
el que se encuentre y le haga feliz, sea el que sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario